en el recodo
de la vida,
alguien que
respira
entre ráfagas
de sueños.
Le da la vida
un beso
de unos
labios sin dueño,
y sin vida se
queda
en la quimera
de su reino.
Sueños
profundos,
coloridos, intensos,
que parecían
perdidos
transitados
de momentos.
Labios que rilan
en silencio,
aunque sin alas
alzan el vuelo,
ya que las
nubes de sus versos
jamás tocan los
suelos.
Describen cuentos
de un niño
dibujados en
la memoria,
imaginarias
historias
de alguien
que está despierto.
Alguien que se
ha perdido
en los
confines de un sueño,
y con sus etéreas
letras
han acariciado
los cielos.
Fotografía de Esther Rivera
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