He
vivido noches sin sueños
a
la intemperie del insomnio
en
la búsqueda de la verdad,
a
la espera de cálidos besos
bajo
la alfombra de un manicomio
que
ha perdido su ingenuidad.
Me
puse a limpiar las paredes
de
la piel de hollín polvoriento
que
nos traen las sombras del viento,
desnudando
a la noche de sus redes
que
droga de sonidos al pensamiento
y
atrona con ecos la parca ansiedad.
Y
del limbo quise despertar
para
escapar del abrazo onírico
bebiendo la sed de un desierto,
sin
tiempo dulce para saborear
el
vacío oscuro de un infinito
que
me impide dejar de soñar.
Fotografía de Gemma
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