A
veces quiero
no tocar el suelo,
subir al azulino cielo
para escuchar su latido
y vagar a la deriva
sobre una nube
que se ha perdido.
no tocar el suelo,
subir al azulino cielo
para escuchar su latido
y vagar a la deriva
sobre una nube
que se ha perdido.
A veces siento
que puedo mover
con mis manos al viento,
bailar con sus sombras
a través de los días
cruzando el firmamento
sobre un eco dormido.
A veces me apetece,
sin venir a cuento,
hablar la lengua del silencio,
conjugar sus verbos
difuminados por el vino
y sembrar de palabras
las paredes del destino.
A veces me resisto,
entre mirar o ver,
a encontrar un camino,
colarme en las grietas
de mi corazón herido
y hacer lo que deseo
que es sentirme siempre vivo.
Fotografía de Héctor
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