Podría
escribir los versos mas absurdos
cada
vez que me asomo y no te se ver,
ni
enredada en un cruce de miradas,
ni
apartando las nieblas del silencio,
comulgo
con la ignorancia de mis versos
portando
la venda anudada de deseos curiosos
y
las lágrimas en las orillas del querer.
Podría
escribir los versos mas ciegos
al
otear la verdad que no tiene olvido,
asomando
los rojizos testigos
con
los ojos cansados de mirar
a
las heridas de un corazón sin recuerdos,
mientras
dudaba entre aquello que veo
y
lo que nunca veré.
Podría
escribir los versos mas insensatos
bajo
horizontes ociosos que se van sin sentir,
entre
aquello que paseo y lo que nunca caminaré,
buscando
en los rincones las palabras por decir
sobre
lo que escribo y lo que no podré escribir,
respirando
las pausas del amor
que
un gélido viento me enseñó al vivir.
Podría
escribir los versos mas tercos
confundiendo
al besarte la vida con la inmortalidad,
o
esperando que los aguerridos sueños
no
vayan perdiendo esta batalla
y
que de la noche a la mañana
asome
con el alba de tu mirada
la
pasión maltrecha de la eternidad.
Podría
escribir ese poema que me falta a mi
para
llenar el vacío de ese ego
que
me pide el alma al pensar en ti,
conjurar
a las estrellas marchitas
asomadas
en el cenit de los versos
que
atrapo con las palabras en las hojas
como
la esencia que preciso para ser feliz.
Podría,
pero no quiero asomarme ahí.
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