He cambiado cada mañana que nos despierta, en un encuentro de madrugada, donde los deslizados rayos negros refugian nuestros cuerpos, de la insuperable distancia, brillante de horizontes, que nos pueda cegar.
He abierto caminos donde nuestras almas se puedan encontrar, donde las distancias no marcan los pasos de nadie, para navegar en las mañanas paseando paisajes y poder acompañarte sin que tu lo puedas notar.
He atesorado los instantes de los recuerdos, en cofres de sueños, refugiados al olvido y del paso del tiempo, para poder volver a esa noche que te besé, cada segundo, sin nadie que se interponga y poderte acariciar.
He descubierto la manera de dibujarte en soledad, sonriendo entre lagunas de ansiedad por encontrar tus colores, por hacerte real, la tantas veces deseada ser navegada por las mieles de tu piel y me hagan resucitar.
He agujereado el cielo con momentos de estrellas, por donde los pensamientos se cuelan, donde se asoman mis ojos, animados por el ímpetu por lograr descubrir el cielo, donde ver las palabras como si te pudiera oír.
Cuantas maneras más inventaré…para sentirme.
Porque estar en tú pensar es existir.
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