Habito
los silencios
que
me regala el vacío,
tras
perder los sonidos
que
ocupaban nuestros deseos
entre
el mañana y el ayer.
Quise
de palabras llenarlos,
tu
no supiste encontrarlas
y
desde entonces dejé de creer.
Surco
el sordo camino
sin
saber, aún, porqué,
cayendo
en el acantilado del olvido
por
el hueco de un tintero retorcido
que
me entrelaza sin saber.
Acabo
donde la voz no existe,
en
el bosquejo que nos separa
tras
la silueta oscura de mi ser.
Y
bajo a las estelas de la Luna
donde
duermen lágrimas de plata
paradas
sin arrancar a llover,
que
con tan solo un sollozo de su brillo
muestran
el afónico vacío del querer.
Fotografía de Gemma
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