Sin
casi darme cuenta,
he
dado con un verso revuelto
descolgado
de un poema
que
camina hacia el dilema
de
ser o no ser,
sujeto
al aire de una estela
meciéndose
en el columpio de la vida
se
balancea sobre una estrella perdida
donde
cuelga la estrofa que nunca escribiré.
Sin
casi percatarme,
se
ha escondido de mi cuartilla
bajo
el manto de un libro abierto
no
sabiendo si con el lápiz acierto
entre
mirar y ver,
ha
de ser lo que motiva mi fe
al
perseguir sus esquivas letras
con
su corazón destartalado
que
asomado a un acantilado
reza
para no caer.
Sin
casi esperarlo,
lo
he encontrado y rodeado
para
escribir sin saber
en
una cuartilla hambrienta
lo
que es amar y es querer,
en
ese espacio que llena la caricia
sobre
la pálida piel de un reproche
por
el amor que desnuda la noche
y
que es la fuente sin luz que quita mi sed.
Fotografía de Esther Rivera
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